Cómo Fijar Objetivos A Los Que Valga La Pena Dedicar Una Vida: Fijando tu «Foco»

Girasoles. Óleo por Joaquin Peña

Hace no mucho conocí a una persona que había llegado a la cúpula de una de las empresas del IBEX35 en los últimos años antes de prejubilarse. Me contaba que en todos los años que había estado en la empresa no se había tomado más de 15 días de vacaciones, que siempre trabajaba más horas de las requeridas y que llegó incluso a combinar multitud de cafés con una tableta de pastillas (medicación para el estrés y la tensión) que llevaba siempre en el bolsillo de la chaqueta. Tenía multitud de posesiones; un coche de lujo, varias casas y pisos por distintas zonas de España. También había pasado por un divorcio.

Yo lo veía como una persona que había alcanzado el éxito en su vida profesional. Pero había pasajes de la historia que no me encajaban con mi forma de ver la

Girasoles. Óleo por Joaquin Peña
Girasoles. Óleo por Joaquin Peña

productividad. Motivado por estas dudas, le pregunté:

– ¿mereció la pena?

Y la respuesta fue abrumadora al tiempo que reveladora:

– Nadie me ha agradecido nada … he dado la vida por la empresa y en los últimos años, los de más éxito, me dedicaba a esquivar los ataques de mis compañeros para desbancarme.

 

Lo importante no son los logros profesionales sino el impacto en los demás

En lo que a trabajo se refiere, solemos fijar nuestros objetivos profesionales, algunos con más ambición y otros con menos, basándonos en la carrera profesional que define nuestro contexto laboral. Esto se resume en muchos casos en ir avanzando a puestos de cada vez más relevancia y más remuneración, pensando que a mayor nivel en la empresa más felices seremos y más cómodos estaremos económicamente.

Esto nos lleva a posponer nuestros sueños, los viajes que nos encantaría hacer, el tiempo para nosotros, el tiempo para nuestras parejas e hijos, etc. a los años de jubilación cuando en vez de estar en nuestros mejores años estamos en la parte descendente de la curva de la salud, energía, etc.

Pero si escuchamos las palabras de esta persona de «éxito» a sus 63 años las conclusiones no son difíciles de extraer:

Lo que queda tras una carrera de éxito laboral al uso es el desasosiego de haber malgastado tu vida para que nadie te lo tenga en cuenta.

 

Para mí, el punto más importante de la respuesta de esta persona es la parte de la relación con sus compañeros de trabajo: «nadie me agradeció nada». Dicen que los objetivos que realmente proporcionan felicidad y dan sentido a nuestras vidas son aquellos que impactan positivamente en las personas que tenemos cerca.

Piénsalo … ¿Crees que Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta se arrepentirían de su vida «laboral», o que fueron extremadamente felices (aún viviendo un camino difícil) al tiempo que hicieron felices a muchas otras personas?.

Para mi, el ingrediente primordial para fijar objetivos con sentido es:

Fija objetivos que impacten positivamente en las personas que tienes cerca, que hagan del mundo un lugar mejor. Cuando mires hacia atrás, lo que quedarán serán los agradecimientos y las palabras de aquellos a los que has ayudado a tener una vida mejor.

Con esto no quiero decir que vayamos todos corriendo a una ONG, pero si que busquemos la forma de dotar de sentido a nuestro trabajo actual fijándonos en el ingrediente más importante de cualquier objetivo: las personas.

Cómo fijar objetivos con sentido

Jim Collins, en su best seller «Empresas que Sobresalen» hace un estudio de las empresas que han conseguido unos resultados muy por encima de la media de manera sostenible por muchos años. Bajo mi punto de vista, no es un libro de gestión de empresa sino más bien un estudio magistral sobre las pautas del éxito.

Del libro, que recomiendo leer, podemos extrapolar dos reglas para fijar objetivos con sentido.

En primer lugar, Collins detecta que las empresas que son muy exitosas (económicamente) tienen líderes que anteponen «la causa» a sus intereses personales. Son personas que creen en lo que hacen porque están convencidos de que ayudan a la sociedad (a las personas) y que ésto es más importante que ellos mismos.

Fija objetivos que ayuden a muchas personas y ponlos por delante de tus intereses individuales. Esto hará que seas más feliz y que la gente que trabaja contigo crea y se una a la causa.

Si buscamos alinear nuestros objetivos con estas ideas no creo que en nuestra jubilación acabemos pensando: «nadie me agradeció nada«. Y si estás pensando que este tipo de objetivos están reservados al trabajo en una ONG, no es así: en el libro encontramos ejemplos de ésto en empresas de gran consumo, fabricación de acero, etc. Si estás pensando que esta idea es incompatible con un resultado económico exitoso, tampoco es así: las empresas tenidas en cuenta en el libro son las que presentan mayores beneficios monetarios.

En segundo lugar, Collins detecta que todas las empresas estudiadas presentan otro factor común: persiguen objetivos claros y sencillos y con sentido. Pero, ¿cómo encontrar objetivos con sentido? La respuesta que da Collins es sencilla:

Un objetivo exitoso y con sentido debe ser la intersección de los siguientes 3 círculos:

  1. Las cosas por las que sentimos pasión.

  2. Las cosas en las que somos buenos por naturaleza y en las que podemos aspirar a ser los mejores.

  3. Las cosas que son rentables económicamente.

En mi caso, para fijar un Foco de este tipo suelo pararme una o dos veces al año (a veces incluso más), seguir el siguiente esquema (entre otras cosas que también hay que hacer) basado en las pautas anteriores:

  1. Hacer un listado de posibles formas de impactar positivamente en la sociedad y hacer del mundo un lugar mejor que estén en mi mano y me motiven: esto ayuda a dotar de «sentido» al trabajo y dedicarse a algo que trascienda tu existencia.

  2. Hacer un listado de cosas en las que me encanta trabajar: esto ayuda a superar los malos tragos que la lucha por cualquier objetivo conlleva.

  3. Hacer un listado de las cosas que se me dan bien y en las que puedo ser de los mejores: esto ayuda meterte en una actividad en la que partes con cierta ventaja.

  4. Hacer un listado de actividades que son rentables económicamente: sin esta pieza, habremos encontrado un hobby fantástico, pero no podremos dedicar nuestra vida laboral al objetivo.

  5. Buscar la intersección entre todos ellos para encontrar un objetivo tangible.

  6. Definir el estado en el que deberíamos estar a 2, 5 y 10 años y pasarlo a «Siguientes Opciones» (recuerda, el paso más pequeño que puedo dar para avanzar hacia el Foco fijado asumiendo que no haré todas , por eso son «Opciones»).

El porcentaje de tiempo dedicado al trabajo supone una gran parte de nuestra vida y si, como la persona de la historia, no queremos llegar a la jubilación pensando que nuestra carrera profesional no ha tiendo sentido, creo que hay que luchar por acercarse a tener «objetivos con sentido».

Conseguir llevar tus objetivos profesionales en esta dirección no es sencillo ni es tarea de unos pocos meses pero como dice Jim Collins:

No desistas nunca de dirigir tu vida hacia objetivos con sentido, pues cuando lo consigas, no tendrás un trabajo, tendrás un motivo por el que vivir.

Por favor, dame un par de minutos de tu tiempo y déjame un comentario con tus impresiones o tu forma de hacerlo.

 

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12 comentarios

  1. Muy bueno el post. Te conozco de la ETSII (ya hace años que no paso por allí) y te sigo desde hace un tiempo. Muy buenos artículos en general, pero en este, has plasmado mucho de lo que siempre he pensado y aun pienso. Al mismo tiempo, terminas con instrucciones claras de cómo empezar a marcar un camino de éxito y felicidad con las que no puedo estar más de acuerdo. Me parece fundamental imaginar ese punto en el que pretendemos estar en 2-5 años con el fin de poder tomar decisiones hoy basadas si nos acercan o alejan de ese punto. Enhorabuena!

  2. Buen articulo, la verdad, lo veo todo cierto, y a titulo personal es como llevo enfocando mi vida hace tiempo en todos estos aspectos mencionados. El problema con el que me encuentro, es que el agobio, estrés, etc.. que produce el no llegar a encontrar la respuesta a esos puntos.
    Gracias por los consejos y el buen articulo.
    Un saludo,
    Pablo

  3. Gracias Pablo!!! Para poner el agobio y estrés bajo control creo que las claves están en estos dos puntos (resumidos en este artículo «Las 4 reglas de oro de la productividad»):

    1. Vaciar la cabeza de cosas pendientes (como cuento en este post: La productividad consiste en vaciar tu cabeza)
    2. Aclarar cómo avanzar sobre los problemas que tienes ( como cuento en otro post:El 85% de las preocupaciones no ocurren: ser productivo consiste en ocuparse, no en pre-ocuparse).
  4. En ocasiones es necesario leer artículos como este para replantearte algunos puntos de tu vida, tanto personal como profesional y poder tomar las riendas de tu propio destino.
    Lo considero un artículo muy interesante y muy útil, al igual que el curso de «Gestión eficaz del tiempo utilizando MS Outlook» impartido por Joaquín Peña que realicé el mes pasado a través de mi empresa.
    Como ya le he comentado a el personalmente, le doy las gracias por compartir abiertamente este tipo de conocimientos y por haber traído un poco de orden a mi vida laboral.
    Saludos,

    Adrián Calcines

  5. Me ha encantado el artículo.
    Motivador y lleno de buenas ideas.
    Como dices, a mi también me preocuparía encontrarme en la situación de este hombre que se jubilaba. Además, la sensación de que todo está «bajo control» no deja de ser un poco engaño. Las situaciones pueden cambiar de la noche a la mañana sin aviso y la felicidad no se puede posponer ni ahorrar.

    Solo una duda: ¿cómo de compatible es priorizar la felicidad en el trabajo y la necesidad de mantener económicamente una familia?

  6. Joaquín:
    Asistí a tu taller de productividad en EUSA y al leer este artículo me ayudas a abrir los ojos, el alma y el corazón. Es importante ser productivo en el trabajo, en tu nuestra vida personal, etc… pero ante ante todo debemos ser productivos en todos los sentidos como seres humanos.
    Gracias por estar ahí.

  7. Gracias Mercedes!!! Si escribo es para intentar que odios reflexionemos sobre cómo organizamos nuestra vida… Me alegra que te haya ayudado!

  8. Gracias! Me alegra que te guste el artículo.

    La pregunta que haces no es fácil de contestar y creo que depende de cómo cada uno afronte la vida.

    Mi opinión es que es posible compaginar pero esto requiere luchar por encontrar el trabajo que nos aporta y para esto hay que reflexionar: en mi opinión haciendo la revisión general como comento en el post.

    A veces será más fácil, a veces requerirá más tiempo, a veces no será fácil cambiar de trabajo si este no nos encaja.

    Lo que creo que es importante es no tirar la toalla avanzando poco a poco hacia el trabajo que más nos aporte.

    En esta línea hay un par de puntos que creo que son importantes: 1) hay gente feliz y realizada en todo tipo de trabajos, es cuestión de actitud y enfocarse en lo positivo y aprender a disfrutar de lo que tenemos buscándole sentido. Ej: preguntarse ¿cómo ayuda mi trabajo actual a mis compañeros y clientes?. 2) lo importante no es el trabajo que hagamos, ni el nivel de remuneración, sino nuestra forma de vivirlo y el objetivo intrínseco que tenemos al realizarlo.

    En resumen, creo que es posible para todos compaginar un trabajo remunerado con objetivos con sentido, aunque puede que nos lleve un tiempo alcanzar este punto y este tiempo principalmente es de reflexión mental para encontrar lo que realmente es relevante, sea en el trabajo actual o en otro nuevo.

  9. Hola, he leído el artículo y después de reflexionar un poco sobre él, me gustaría compartir un pensamiento que he tenido que quizás aporta un punto de vista diferente a esta historia. En primer lugar, tengo que agradecer al autor que escriba este tipo de relatos que, de una manera u otra, consiguen transmitir una dosis de entusiasmo y ánimo para tratar de mejorar un poquito más nuestro día a día. En mi opinión, esa tendencia a buscar aquello que nos haga más felices debe ser una máxima dentro de nuestra vida. Se dice “tendencia” porque no siempre podemos hacer, en todo momento, lo que nos haga más felices y, es ahí, donde creo que el artículo trata de poner énfasis incitándonos a conducir la búsqueda de esa felicidad dentro de los límites a los que podemos estar sometidos.

    Un ejemplo
    Si un conductor de autobús medita sobre su trabajo y piensa que puede ser bastante monótono y que ningún pasajero muestra nunca agradecimiento alguno hacia su persona, podría llegar a plantearse que su vida como conductor de autobús no es tan feliz como otras vidas. Por lo tanto, llegaría a la conclusión de que para alcanzar más felicidad debe buscar otro trabajo y cambiar de vida.
    El problema es que tal vez, el conductor, como otras personas que desempeñan otros trabajos, tengan ciertas responsabilidades (económicas, familiares, contractuales…) que le impidan dar el salto inmediato a otra vida diferente. Estos serían sus “límites” que, por suerte o por desgracia, podrían ser sólo temporales o podrían ser indefinidos.
    En este momento, la palabra “tendencia” cobra sentido y es que, ante la imposibilidad de acabar rápidamente con esos límites, podemos tratar de ser lo más felices posible dentro de ellos. Siguiendo esto, el conductor puede pensar que, realmente, su trabajo no es monótono, porque conducir un vehículo tan grande y pesado teniendo en sus manos, durante el trayecto, la vida de todos los viajeros es de todo menos monótono y que, aunque no se lo agradezcan verbalmente, él sabe que su función es fundamental para que todas las personas que se montan en su autobús puedan seguir su día a día al ritmo frenético de la sociedad actual.

    El ejemplo aplicado al artículo
    Aplicando este ejemplo a la historia de la persona de la que se habla en el artículo (cuya identidad desconozco), podemos dejarnos llevar por nuestra impresión inicial y quedarnos sólo con que, aún con todo el éxito profesional que ha tenido, la persona dice que siente: “el desasosiego de haber malgastado su vida”.
    Pero pasada esa primera percepción y tratando de ir más allá, me pregunto: ¿esa persona tiene ahora los mismos “limites” que tenía en el pasado?
    Es fácil pensar, a priori, en que se ha equivocado de vida y en que debería de haber hecho algo para cambiarla, pero quizás sus límites años atrás eran distintos a los que tiene actualmente. Tal vez, cuando en vez de tener 63 años tenía 35, su ilusión era ser el mejor dentro del departamento en el que trabajaba o, quizás, conseguir terminar ese trabajo tan complejo que no eran capaces de solucionar sus compañeros, o cualquier otro motivo que lo llevaba a seguir adelante con lo que estaba haciendo. En ese momento de su vida, su “límite” o “campo de acción” estaba dentro de su trabajo, y si hacía lo que hacía sería por un “algo” que lo conducía a hacerlo.

    Por eso (y es aquí donde me parece que mi punto de vista es diferente) mirar atrás, tal y como hace esa persona, no siempre es lo más sensato porque es fácil olvidarnos del instante en el que nos sentíamos motivados, del instante en el que pese a todo seguíamos nuestro camino diario sin alteraciones. En ese instante es donde el arrepentimiento futuro no tiene sentido y lamentarnos por ese momento del pasado tampoco. Lo que sí podemos hacer, (como entendiendo que trata de transmitir el artículo), es seguir esa “tendencia” a la búsqueda de la felicidad dentro de nuestros propios límites actuales.

    Y esa búsqueda podría ser una tarea por la que merece la pena vivir.

    P.D.: soy un joven estudiante y, a veces, cuesta tener medios para dar nuestra opinión sobre temas serios, que a la hora de la verdad, nos afectan igualmente, por lo que agradezco que se nos permita tener esta vía de comunicación para expresar nuestras opiniones acerca de los artículos. Un saludo.

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